Nos estamos volviendo depósitos de información. El culto a la información es voraz. Saber cosas, tener datos, dominar mecanismos internéticos, pareciera ser el ideal de la vida actual. El atestarse de saber, no es aumentar nuestra inteligencia, y mucho menos creernos que de esa manera uno crece espiritualmente y no es así , ni siquiera un milímetro.
No debemos confundir ser inteligentes con estar informados. Lo de la inteligencia es formación para encarar problemas de la vida y encontrarles adecuada solución. La información en cambio, no es deleznable, pero es como llenar la casa de muebles y eso no necesariamente produce comodidad. Una cosa pues, es cultivarse. Es decir, formarse, crecer. Y otro tema es la mera información, estar lleno de datos y repetirlos como un loro. El que se atiene a la mera información no crece, se llena, pero no digiere, no asimila, simplemente se atiborra y no se cultiva, ese saber depositado, acumulado en el cerebro, nos deja pobres y desvalidos. Al dejarnos pobres y desvalidos nos deja también adictos a la información, que se nos diga de afuera que hacer, adonde ir, qué comer, cuál es el bien y cuál es el mal. Eso empobrece más aun, y ahí somos pasto continuo de cualquier publicidad, desde las zapatillas hasta la cinta ésa para estar corriendo en la cocina de casa, algo que francamente perdonen, pero sin ofender se hace una o dos veces y termina abandonada en algún rincón del garaje como hice yo, o se la regala a alguno de sus enemigos. En fin, no dejes de informarte para aumentar tus conocimientos y formación profesional. Pero hacedlo con el cultivo del alma que te ha de formar como persona…..
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