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22.2.11

.APOSTEMOS A UNA NUEVA ALIANZA

APOSTEMOS A UNA NUEVA ALIANZA
En educación lo que está en crisis es el contrato de responsabilidad entre padres, alumnos y maestros, y que, por lo tanto, urge sellar una nuevo acuerdo que determine los derechos, pero también y sobre todo las responsabilidades que implica educar.
La relación entre ellos pasa por un momento difícil. Según los maestros, muchos padres no cumplen reglas básicas. Por su parte, los padres opinan que los maestros deberían ordenar y disciplinar más. Antes, había una alianza de los adultos para educar, y cuando a un chico lo retaban o sancionaban en la escuela, los padres respaldaban al maestro. Hoy, esas alianzas están rotas. La sensación es que entre los adultos cada uno pelea su propia pelea. En el fondo, hoy hay una fuerte pérdida de gobernabilidad sobre la posibilidad de educar a los chicos.

Para una nueva alianza, todas las partes deben entender su responsabilidad. Los maestros tienen que reformular sus roles. Esto significa un modo tal vez diferente de entender la enseñanza y el aprendizaje respecto del pasado. Hoy, enseñar debería definirse como ayudar a aprender. El foco debería estar puesto en el aprendizaje. En algún momento, parecieron dos conceptos separados. Donde el maestro podía cumplir su función si ‘enseñaba’ sin importar mucho si el alumno aprendía. Un buen maestro debiera ser aquel que logra que todos sus alumnos progresen de manera significativa en los aprendizajes. También los padres deben reformular su rol: Sería ideal que participen en la escuela de sus hijos, que pregunten, exijan y ayuden. Es fundamental, además, que los padres se reivindiquen como adultos. Estamos en una sociedad en la cual entre los 15 y los 60 años todos queremos tener 20 años, todos queremos ser jóvenes, innovadores, creativos, esbeltos y seductores. El tema es que en la fila de los que deben ‘hacer de autoridad’ no quedó nadie. Y para poder educar se requiere que alguien haga de adulto;

Durante décadas, desde el momento en que el maestro entraba al aula, todo estaba pautado. Hoy, ni la sociedad ni la escuela funcionan de esa manera. Entre esos papás y maestros cuya única relación con los chicos era la de dar órdenes y los de hoy que quieren ser amigos de sus hijos hay un modelo intermedio. El tema es que nos está costando mucho construirlo, por lo que seguimos funcionando con el modelo vertical pero desgastado y prácticamente imposible de aplicar. Un modelo más horizontal es posible: ya no se tratará de la autoridad vertical de otras épocas, sino de otra, más democrática, que tenga que ver con proponerse objetivos comunes. Juntos tenemos que construir una idea de autoridad y de respeto más democrática y más positiva. La opción no es sin autoridad ni respeto. Ese camino ya lo recorrimos o lo estamos recorriendo. Ahora viene el de la construcción. Construir es involucrarse. Ese es el gran desafío… La crisis en el sistema educativo empezó a abrir una brecha entre las personas con recursos y los más pobres. Hemos perdido la escuela pública, a la que asistían la hija del médico, del comerciante, la del mecánico y la del más humilde de los obreros. Hoy el 80% de los chicos que van a la escuela de gestión estatal vienen de los hogares de mas bajos ingresos. antes, en la escuela, los chicos qué veníamos de un hogar humilde nos encontrábamos con compañeros de familias con más recursos que nos permitían aprender muchas cosas que pasaban en otros grupos de la sociedad, pero hoy solo se habla de lo que sucede en su mundo reducido. Hay que lograr que las clases medias vuelvan a la escuela de gestión estatal porque tienen clases todos los días, porque la calidad es buena, porque los maestros se esfuerzan, etc. Pero eso tiene que ver con la idea de autoridad, de orden, de responsabilidad, de resultado. Si reconstruimos estos valores, tengo la sensación de que el sistema va a confluir en un nuevo esquema”.

Al mismo tiempo, necesitamos que “Los Valores” ocupen un lugar en el programa educativo a desarrollar en las escuelas, si es con la participación de los padres mucho mejor. Hoy estamos produciendo una sociedad en gran parte frustrada, porque se practica y se apuesta al tener mas en lo material, que al ser mejor en lo que hace al crecimiento personal, se cultiva todo lo que tiene que ver con lo exterior y nada de lo que hace a nuestro interior. ¿Por qué no mirar un poco más para adentro? No se valoran la solidaridad, la inteligencia, el esfuerzo, el respeto, la honestidad, lo espiritual. Deberíamos concentrarnos más en la práctica y la difusión de estos y otros valores que generarían una mejor sociedad. ¿Es posible un cambio? Tengo la sensación de que hoy todos tenemos más confianza que hace unos años. Es como que nos fuimos a un extremo, pero sabemos que en algo nos equivocamos. La alianza de la totalidad de los sectores por una mejor educación involucra a todos y los beneficios se reflejan en la sociedad en su conjunto. Garantizar la educación es responsabilidad del Estado, pero también es justo reconocer que sin la participación de la familia es poco menos que imposible, ya que la educación empieza a la mañana en la casa y termina cuando el niño se va a dormir en su casa.

“Si se educa a los niños, no será preciso castigar a los hombres". Pitágoras de Samos, 500 años antes de Cristo.





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