Reflexion "Patinando por un sueño"

Esa noche, deslumbró con sus pasos de baile sobre patín a la platea del Teatro Real en el marco de la entrega de los premios Cóndor que entrega la Secretaria de Deportes de la Provincia de Córdoba.

Las cámaras de televisión seguían sus movimientos acompasados por la música mientras su cuerpo giraba recubierto por una malla con lentejuelas.

Su mirada brillaba, su pelo remataba en un rodete de bailarina clásica, y la sonrisa aparecía exactamente en el momento en que finalizaba la acrobacia.
Todo era medido, exacto, sublime.

Nadie supo, por ejemplo, que la gimnasta Anahí Sosa le advirtió cariñosamente que el escenario tenía una pequeña inclinación o que el espacio era mucho más reducido a lo que está acostumbrada.

No había jurado, no había vedettes adversarias, no estaban las revistas de chimentos ni se medía el raiting.

Lo que había en el escenario Real era sacrificio, desafío, abnegación y la firme decisión de una familia de desafiar a la ciencia con una hija “diferente”.

Cuentan quienes conocen la historia, que Magalí decidió dedicarse al patinaje cuando terminó la Escuela Primaria común y no la aceptaron para el CBU.

Fue la propia secretaria de la escuela Aeronáutica Argentina quien se encargó de buscarle un lugar en el Club Talleres para que aprendiera a patinar.

Durante quince días Magalí practicó tomada de una soga por el temor a caerse.

El verdadero milagro se dio en la iglesia de Santa Mónica donde una profesora logró que en unos pocos días estuviera compitiendo.

Magalí hoy entrena en el Centro de Alto Rendimiento de la Provincia, donde sólo pueden concurrir los atletas federados y que cumplan con estrictas rutinas de actividades físicas.

Allí a Magalí nadie le regala nada. Cumple con todos los requisitos acompañada por su mamá quien no deja de maravillarse con cada destreza de su hija.

Casi que Mercedes ya no recuerda la triste noticia cuando el médico le dijo “ su hija es diferente, su hija es down”.

Por la tarde, se toman dos colectivos para cruzar toda la ciudad e ir al Club Retiro donde hace las prácticas de patín artístico.

La vida de Magalí esta ahora rodeada de premios, de torneos nacionales e internacionales, de sueños y proyectos, que tienen que ver con mantener su equilibrio, perfeccionarse, y porque no enamorarse de un hombre como la vida se enamoró de ella.

Días pasados en el Concejo Deliberante de la Ciudad, sorprendió a todos con su testimonio de vida y al finalizar su relato les dijo a los concejales muy segura de sí misma: ¿ Hay alguien que quiera hacerme alguna pregunta?.

Seguramente ella tenía todas las respuestas.